Domingos de Música y Palacio

Este domingo he podido disfrutar de un recital de música muy especial para mí por muchas razones. La primera, por ser en mi ciudad, Boadilla del Monte, la segunda por ser dentro del Palacio del Infante, un edificio al que nunca había entrado y me ha permitido visitar una pequeña parte y, la última, por poder escuchar a un maravilloso recital por parte de dos músicos maravillosos. 

Boadilla del Monte es un municipio de la Comunidad de Madrid que he visto crecer a la par que crecía yo, he visto cambiar y evolucionar hasta convertirse en una ciudad que apuesta por la cultura aprovechando de un patrimonio único como es el Palacio del Infante. 

El Palacio de Boadilla fue construido en 1765 por Ventura Rodríguez, uno de los más grandes arquitectos que ha tenido este país. Aunque Ventura Rodríguez se formó dentro de la corriente barroca, hacia finales de su vida tuvo que adaptarse a las nuevas corrientes europeas que entraban con fuerza en la península y a las que les costó hacerse un hueco, pues nuestros monarcas eran más dados al estilo barroco, tanto al estilo austriaco que inundó la capital durante los reinados de Felipe III y Felipe IV (cuyo mejor ejemplo fue el desaparecido Palacio del Buen Retiro) como el estilo francés que Felipe V supo traer del país galo cuando fue designado para ser el nuevo monarca español. 

El Infante Don Luis Antonio de Borbón y Farnesio fue expulsado de la Corte de Carlos III ante la posibilidad de que accediera al trono y quitara a su hermano Carlos la corona, un exilio forzado por el deseo de Don Luis de contraer matrimonio y que se estableció en Boadilla, una zona suficientemente alejada de la corte y donde, sabiamente, supo constituir una particular corte donde fomentó sobre todo el arte y la cultura (buena prueba de ello son el músico italiano Luigi Boccherini y el gran Francisco de Goya). 

El Palacio de las Dos Torres fue integrado en el proyecto de Ventura Rodríguez, al que Don Luis encargó la tarea de remodelar dicho palacio y convertirlo en su nueva residencia. Es una obra muy alejada de los palacios barrocos que habían sido construídos a lo largo del XVIII en diferentes puntos del reino y en el que Ventura Rodríguez demostró con gran maestría una nueva forma de entender los lenguajes neoclásicos que se comenzaba a desarrollar en Europa y en España. 

El Palacio de Boadilla integraría no solo la gran arquitectura principal, sino unos fantásticos jardines que otorgaban al Palacio un escenario espléndido para una corte en el exilio. 

El Palacio ha sufrido mucho a lo largo de los siglos, y en estos últimos años ha existido un profundo sentimiento local, a través de la Asociación Amigos del Palacio y la Concejalía de Cultura de Boadilla, de restaurar y devolver a este singular edificio su grandiosa historia y su capacidad de ser escenario de muchos movimientos culturales, como es el ciclo de música Conciertos del Palacio.

El concierto de este domingo 13 de noviembre era un recital de música barroca británica para cuerda y voz, con obras de John Dowland, Henry Purcell, Nicholas Lanier y Francesco Corbetta. 

La cuerda corría a cargo de Manuel Minguillón, vecino de Boadilla y que ha sabido transportar con sus armonías y sus dedos sobre cuerdas a los allí presentes a lugares lejanos y hermosos con variaciones, improvisaciones y grandes explicaciones sobre los diferentes instrumentos de cuerda pulsada que se empleaban en esa época. Ha sido sublime la interpretación de Chacona, de Corbetta.

Por otro lado, la voz corría a cargo de Paloma Friedhoff, también vecina de Boadilla, con una voz potente, envolvente y cálida, ha emocionado al público que allí estabamos con su repertorio, entre las que cabe destacar su interpretación de Flow my tears de Dowland o Fairest isle y O solitude de Purcell.

La música, tan apropiada en el entorno de un palacio que engrandeció la cultura de su época, dentro del palacio, un edificio maravilloso y testigo de tantos grandes que pasearon sus salas y una vista absolutamente privilegiada de los jardines en una mañana de otoño soleada y agradable hacen de esta experiencia una visita digna de realizar en los próximos recitales que se produzcan.