Esto no es una pipa
En el año 1929 René Magritte creaba su famoso cuadro oximorónico Esto no es una pipa y que representaba algunas de las características fundamentales de su arte: la necesidad de ser crítico y reflexivo con aquello que contemplamos, acercando el arte de principios del siglo XX al conceptualismo que caracterizó el arte de la década de los 90 y los primeros años del siglo XXI (arte que a mí, particularmente, me parece una delicia).
Una de las partes más críticas de Magritte era el entorno social, una crítica muy velada a los fracasos que había visto cometer a la humanidad y que acentuaba con títulos muy llamativos de algunas de sus obras (por poner ejemplo, La condición humana).
Quizá sorprende descubrir que en casi 100 hay cosas que no cambian. Sorprende descrubir lo muy adelantados que fueron algunos de los artístas que fraguaron las líneas de trabajo de este siglo y como incluso, a día de hoy, se siguen discutiendo sus preceptos y sus obras como si hubiesen sido realizadas ayer mismo.
La capacidad de crítica de Magritte no ha perdido vigencia y cobra sentido absoluto en el mundo que 100 años después aunque ha continuado cambiado, parece seguir en el mismo lugar.
En el fondo, somos tontos porque en realidad, nos conformamos con seguir viendo una pipa.
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