Tarde de música y libros

El jueves por la tarde pude ir a escuchar un concierto estupendo en el Institut français de Madrid (Calle del Marqués de la Ensenada) y que me atraía especialmente por ser parte del concierto una versión musical de uno de mis libros favoritos, y tal vez, el que más me ha marcado, El Principito de Antoine de Saint Exupéry.

El concierto era para piano y violín, interpretado por Thierry Huillet y Clara Cernat. Constaba de dos partes, la primera sobre El Principito y la segunda con Rhapsody in Blue de Gershwin.

La música de El Principito estaba compuesta por el propio Huillet que narraba pequeños fragmentos (voz en off y en francés, por supuesto) partes del famoso libro, a dúo con Mäel, un niño de 5 años y que, según nos contaron, su nombre significa principito. Hay que añadir un pequeño detalle, el conjunto de narración y música se complementaba con unas imágenes de la NASA del universo, mientras se iba narrando el viaje de El Principito por los diferentes planetas hasta llegar a la Tierra. Un espectáculo precioso que permitía disfrutar de una revisión del clásico de la literatura que te hacía escuchar en la música las sensaciones, impresiones y planteamientos que El Principito sacaba de cada una de sus visitas. 

Si no fuera por la belleza de las imágenes de la NASA, convendría cerrar los ojos y disfrutar de la música mientras comprendías la importancia del viaje del protagonista por los diferentes planetoides. Una maravilla.

Al finalizar la primera parte, Clara Cernat nos contó la pasión de su marido por el jazz y como, preparando la obra Rhapsody in Blue le pidió que realizara una adaptación de la misma para piano y violín, siendo según Thierry Huillet algo casi imposible. 6 meses después logró convencerlo para llevarlo a cabo y se ha convertido en su obra favorita. Fue una interpretación magistral (con una ruptura de cuerda entre medias y con gran espontaneidad por parte de los interpretes). Esta obra aparece en el repertorio de Fantasía 2000 de Disney.

Por último, y tras varias ovaciones, volvieron al escenario para regalarnos un bis, en este caso, Csárdás de Vittorio Monti, un regalo de Clara Cernat que había estudiado en Budapest hacia una amiga allí presente. Lo mejor, fue que el regalo fue para todos.


Aquí os dejo el enlace al Institut français con el programa.

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